domingo, 9 de marzo de 2008

Presentación de Iso Topuno




Hola:

Mi nombre es Iso Topuno (o Topuno a secas), y como podéis ver en las fotos (cuando las cuelgue) y adivinar por mi nombre, soy un topo. Nací hace unos años en el Principado de Sealand. ¿Que cómo ha llegado un topo alguna vez a tan ilustre lugar? Pues la respuesta es sencilla: como cualquier especie extraña que se precie, en los barcos coloniales que los europeos han venido utilizando en los último quinientos años. No somos la única especie que ha perpetuado en la plataforma. Perros, gatos (temibles éstos, aunque por suerte alimentados por los humanos), pececillos de colores y distintos tipos de aves e insectos han logrado establecerse en la misma. Peor suerte corrieron otras especies que, de polizones en las bodegas de los barcos, trataron de arribar y hacer vida en la isla. Espcialmente dramático fue el caso de la jirafa, cuya cabeza tocaba techo permanentemente, y cuyo fin me ahorraré de relatar para evitar historias desagradables, y penurias a mí mismo por tiempos pasados.

Os hablaré de mis padres. Ambos nacieron en España, en la región de Andalucía. En particular en los arrozales que hay en las marismas del Guadalquivir. Allí pasaron su infancia. Sin embargo, a medida que iban creciendo veían que querían otro futuro. "Era la época del incorformismo y de la transición", me contaban. Y hasta la saciedad me repitieron que la policía de entonces les persiguió insistentemente, debido a haber protagonizado un altercado es un edificio estandarte del régimen. Y no mentían. Años más tarde supe que en efecto la pareja se dispuso a agujerear un silo situado cerca de los arrozales, con el fin de hacer una protesta contra el gobierno... robando todo el contenido del silo que fueran capaces de llevarse.


Así mis padres subieron río arriba, hasta llegar al Puerto de Sevilla. "En Francia hay libertad de verdad. Exiliados nos sentiremos más libres". Aprovecharon la subida de la mercancía de un barco que iba a partir hacia el país galo para montarse en un contáiner, y salir de España entre tres toneladas de mostachones de Utrera.


Para fortuna de todos, el barco no iba al país vecino, sino al anteriormente citado Principado de Sealand. De esta manera se convirtieron en los dos primeros topos de esta nación.

Un tiempo después de asentarse, ya a finales de los setenta, me tuvieron a mí. Mi infancia fue un poco solitaria, aunque no puedo decir que fuese dura. Pese a ser el único topo, me juntaba con los ratones del Principado, e hicimos una buena comunidad. Ellos se metían conmigo a veces porque veía poco, pero en un lugar donde apenas sale el sol ser cegato no es tan malo. Yo aprendía rápido. Ya con pocos años era capaz de hacer túneles en el hormigón, y me sabía todas las conducciones de la plataforma tanto por fuera como por dentro. Aprendí también a nadar y bucear, y a tenerme en los pilares los días de tormenta (no creáis que es cosa fácil).


Crecí, y como siempre he sido muy aplicado, estudié varias disciplinas de ciencia en la Real Universidad de Sealand, obteniendo altas calificaciones.

Todas estas habilidades me valieron para diferentes trabajos, entre los que destacan mis apariciones en distintos videojuegos (como Toe Jam & Earl de Megadrive, o Super Mario World, de Super Nintendo), a principios de los noventa.

Lamentablemente para mí, mis padres aprendieron mucho también. Demasiado, o no lo suficiente, según se mire. Tuvieron que huir de la isla en el 97 cuando saltó el escándalo de los pasaportes y el asesinato de Gianni Versace. No he vuelto a saber de ellos.

Yo permanecí algún tiempo más en la plataforma. Sin saber bien lo que hacer, unos años más tarde decidí volver a los orígenes de mi familia, y regresé a la ciudad natal de mis padres.

Ya en Sevilla ayudé en la construcción de los cimientos del Estadio Olímpico (mal llamado de La Cartuja, puesto que como más pronto que tarde albergará unas olimpiadas, lo suyo es llamarlo por su nombre: Estadio Olímpico).


En la actualidad vivo en la Glorieta Olímpica, junto al puente del Alamillo, aproximadamente un par de metros al noroeste del punto de colocación de la bandera. Sin ser militar (puesto que por ahora sólo se les permite a los humanos), trabajo en la construcción de búnkeres secretos subterráneos para el Ministerio de Defensa Español.

Echo de menos mi plataforma, y no son pocas las ocasiones en que viajo a la misma para visitar mis túneles y tuberías, y reencontrarme con los viejos amigos.

Espero os haya gustado la historia de mi vida. Ahora sólo queda conocerme.

Atentamante:

Topuno

3 comentarios:

Juan Sebastian er kani dijo...

Se_topooooooooooooooo!!!
Iyo, pomalegro tako ke agas el blog este. Se_topuno ahi! El mundo cubico o como ustedes digais, ke pasa?
Yo de politika paso, para mi el unico partido al ke votaria es a 1 ke pusiera la cerbeza + barata, ajierro ahi!
iyo, a ver cuando kedamos no? Ave si me paso po la rotonda el biernes a ultima ke tengo tecnologia y paso kedarme a clase, fale?

Iso Topuno dijo...

Muy bien, nos vemos el viernes. Porque no te podré convencer de que vayas a clase ¿verdad? ¡Qué generación la que viene! Espero que al menos te pongas el casco. Me alegra verte.

Anónimo dijo...

Muy interesante lo del principado de Sealand, recuerdo que durante un tiempo le dieron mucha cancha en los medios.

Por cierto, Iso Topuno, no serás pariente también del erizo de Sonic de la Sega Megadrive?